A pedido de katie se viene una segunda puesta en palabras de experiencias e historias de viajes, es muy especial en esta ocasión ya que cuenta la historia de muchos argentinos y su vínculo con el viejo continente.
Como muchos argentinos mi ascendencia familiar es europea, en mi caso, por mis dos padres, y por alto porcentaje, italianos. En mi mente se cultivaron desde la infancia sin numero de actitudes, tradiciones y comidas entre otras cosas de este particular origen, tanto que al ver “The Godfather” me sentía identificado con la fuerza de los lazos familiares representados en la película, la forma de festejar un casamiento, la admiración por los Nonos, su cariño y sus largos monólogos de historia, cultura y viajes que enmudecían a toda la audiencia mientras que estos mantenían la copa del disertante bien surtida. Por suerte la fuente de ingresos económicos de la familia de la película no fue la de la mía en esos tiempos, lo fue en cambio, la vitivinicultura, después de increíbles esfuerzos y determinación. Primero llego Jose Graffigna después de recorrer de este a oeste los Estados Unidos en 1850 atraído por la fiebre del oro, luego recorrió las costas del Pacifico hasta llegar a La Serena, en Chile, al sufrir un asalto decide cruzar la cordillera y radicarse al fin en San Juan, Argentina en 1862. Invito a su hermano Juan Graffigna Cánepa que todavía vivía en Italia y este viajo con su esposa en 1869, al no tener hijos y disponer de una empresa en crecimiento pide a su hermano Luigi que envié a su hijo mayor Santiago Graffigna Longinotti de donde continua finalmente mi ascendencia.
Todo esto llevo a que al presentarse la primera oportunidad de visitar Europa, Italia seria el principal objetivo y sobre todo intentaría llegar lo mas próximo posible al pequeño pueblo, si se puede llamar así, ya que es una pequeña aglomeración de minúsculas casetas en la montaña.
En fin, vamos a ello. Mi viaje por Italia había durado ya un mes desde que iniciamos, con la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la U.N.C, por Roma. Tenia carácter de intercambio, worckshops en distintas universidades y muchos museos, al finalizar, muchos de los integrantes nos dispersamos para buscar nuestros propios rumbos.
Había terminado en Milano al noroeste de Italia después de convivir intensamente con casi 50 estudiantes de arquitectura y diseño industrial por lo que el primer día solo, fue intenso, no tenia nada reservado ni un plan exacto de que hacer, comencé a caminar tratando de encontrar lugares donde adquirir una bicicleta ya que había viajado antes con estas fantásticas maquinas de la felicidad y quería, al menos, intentar la remota posibilidad de volver a hacerlo en el viejo continente, los precios no cerraban, las que podía adquirir no eran lo suficiente como para hacer mi viaje al sur, hacia Genova, a unos 150 km que me llevaría varios días y noches contactando a los usuarios de hospedaje gratuito de warmshowers para los diferentes tramos. Supongo que no tenia tiempo para seguir intentando, o no tenia la seguridad suficiente, o por mas motivos que desconozco termine en la estación central de trenes casi por la noche para tomar el primer tren de la mañana y sobre todo dormir para no pagar en otro lugar.
Resulto que no era el único, dos amigas tomaban su tren a París por la mañana por lo que dormiría en la calle pero al menos acompañado. Con los boletos en la manos caminamos para encontrar un lugar donde quedarnos y pasamos gran parte de la noche charlando o dando vueltas sin mucho que hacer.
Por la mañana se fueron y dos horas después a las 7:25 partía con mi mochila y mi ansiedad con un boleto de ida y vuelta a Genova de 26 euros, recorriendo las calles con subidas increíbles y ángulos extraños para encontrar la única dirección que tenia Salita di S. Gerolamo, 16124, Genova GE. Pude encontrarla pero un vecino desde una ventana, al lograr entender mi explicación, me indico que ya no vivían ahí y que no tenia la nueva dirección. Sin mas información decidí conocer lo que podía para viajar luego Chiavari el ultimo pueblo en la costa desde donde se da acceso a los poblados en las montañas hacia el este. Sin perder tiempo en nada mas me dedique a divagar, recorrer la calle Via Antonio Gramsci que me llevo al famoso Acquario di Genova, lo recorrí entero y tranquilamente, gran cantidad de animales totalmente extraños para mi ya que mi vida siempre fue mediterránea a cientos de kilómetros de la costa mas cercana, por supuesto conocía a muchos de ellos pero no conocía las reglas que rigen entre ellos y mucho menos verlos.
Mas tarde recuerdo hablar con un cuidador de una iglesia, un peruano que colectaba el dinero de las visitas ya que en el país de las iglesias estas no son gratis y libres como cualquier otra morada de dios en otros países, por suerte pudo mostrarme algunas cosas mientras me contaba de su historia.
El tren que unía Genova con Chiavari recorría la costa del Mar de Liguria con unos paisajes de acantilados y montañas de baja altitud, con poblados apareciendo aquí y allá, con pequeños caminos ondulantes que bajaban hacia las playas de aguas turquesas, pregunte a una mujer frente a mi, que parecía local, sobre el nombre del pueblo que estábamos pasando en ese momento para informarme de cuan rápido me estaba moviendo a mi destino, respondió con otra pregunta para saber de donde venia por mi inexistente habilidad para hablar el italiano, respondí que de Argentina, entonces comenzó a hablar en español para mi gran sorpresas y me explico sobre la dirección del tren y cuantas paradas me faltaban, me contó que había vivido en Bs. As. por al menos dos años y había aprendido el español, que amaba Argentina y que se ponía a disposición si necesitaba algo pasándome datos de playas, su dirección y teléfono, Francesca, una persona de las que solo se encuentran viajando.
Llegue a Chiavari, cambie de transporte y el bus que tenia que llevarme hacia las montañas partió, llegue a Borzonasca donde el camino se bifurcaba, yo tenia que seguir por el que pasaba entre una casa y una iglesia extremadamente juntas, no podrían pasar a la vez dos autos pequeños, al principio pensé que era una particularidad de esta parte, algo que el progreso no pudo eliminar del pasado pero me equivocaba, todo el camino fue igual de reducido, caminos zigzagueantes con curvas cerradas que trepaban sin descanso cada pendiente que las montañas proponían. Camine unos 6 km hasta Perlezzi un pequeño poblado pero que contaba con una pequeña iglesia a juego la cual increíblemente fue libre y gratuita en la que nadie había por mas ruido o llamados que yo hiciera en búsqueda de información, supongo que culturalmente un pueblo en Argentina o Italia duerme la siesta después de almorzar un día de semana cualquiera, nadie en ningún lado a quien consultar. Mas adelante encontré un pequeñísimo cuartel de bomberos que parecía que funcionaba en una cochera, tenían una ambulancia muy bien equipada y una camioneta cisterna igual de buena ya que de nada valía un camión en caminos como aquellos, pude informarme a duras penas y explicar lo que buscaba, al mostrar mi pasaporte con el apellido Graffigna en el, comenzaron a hablar entre ellos y uno llamo por teléfono, me indicaron que habían consultado a una familia con mi mismo apellido y que me esperaban para almorzar, si no lo había hecho a solo unas calles de allí, acepte sin dudar y en pocos minutos mostraba mi pasaporte a una familia que se disponía a almorzar debajo de una pergola de vides en el patio de la casa. Una de las hijas mayores entendía bastante el español y pudo traducir toda mi explicación, conté la historia pero ellos no conocían la suya por lo que no podíamos encontrar el parentesco, comimos Polpettone una de esas sabrosas comidas sencillas nacidas de la escasez de otros tiempos ya que usaba verduras comunes en tarta, por supuesto preparadas por la Nona Graffigna.
Después de una larga sobremesa quedamos de acuerdo en que por la mañana nos encontraríamos la hija mayor y yo en el anagrafe comunal para buscar en los registros y tratar de encontrar las fechas y lugar de nacimiento de los padres de los Graffigna, me preguntaron si tenia un lugar para dormir esa noche y al contestar que no me dijeron que tenían un amigo dueño de un bed and breakfast llamado Shanti House. Llego a buscarme una media hora después y como estaba haciendo mandados y compras paseamos por todo el lugar mientras el bajaba y hablaba con todo el mundo.
El lugar era increíble, imposible rastrear toda su historia, me explicaron que fue utilizado durante la guerra por la resistencia, antes de eso imposible saber, se filmaron varias películas de terror en su salas y habitaciones, la totalidad del edificio era de piedra incluido el tejado ya que estaba cubierto de lajas extraídas de las proximidades, también utilizado como refugio de escaladores que visitan las paredes verticales también próximas. Una de sus paredes tenia incrustada al menos 20 cafeteras volturno, solo con verlas imaginaba la cantidad de historias salidas de cada café de cada cafetera, esa energía estaba en el aire, se transmitía. Ademas de mi habia un grupo desarrollando dinámicas y clases meditativas por lo que estaba todo el tiempo solo para mi, era como si todo estuviera reservado para ellos y solo me aceptaron por el pedido de la Nona que había llamado por teléfono.
Costaba 15 euros la primer noche y todas las siguientes 10 por lo que decidí quedarme mas tiempo, con ese dinero se compraban alimentos y cerveza que quedaban a disposición de todos, cocinábamos, comíamos y lavábamos entre todos, su funcionamiento se basaba en la comunidad. Algunas comidas fueron el famoso polpttone pero la versión de Liguria, spaghetti al pomodoro con basilico, patate al forno, verdure alla piastra y frittata di zucchine e cipolle, entre otros, todo fatto in casa y con aportes de todos.
Por la mañana me encontré en el anagrafe con la hija mayor y el encargado nos permitió sin problema mostrarnos los libros, amarillentos por la vejes, con las fechas y lugares de nacimiento donde pude encontrar la fecha de nacimiento de Luigi en 1802 pero nada mas atrás.
Con un alemán y con muy mala comunicación organizamos nuestra pequeña expedición al Monte Aguguaua que dominaba todo el valle, por el corre en su parte mas baja el Torrente Pena que significa pluma, el cual cruzamos en la primera etapa del ascenso, las trepada era fuerte y no encontrábamos un sendero claro por el cual hacerlo por lo que fue toda una aventura de paisajes, idiomas, vistas y gotas de sudor pero dio resultado y sin darnos cuenta estábamos viendo al suroeste las costas del mar, al este el Lago di Giacopiane y en las demas direcciones mas y mas montañas bajas con infinidad de tejados pequeños y dispersos asomando por todas partes.
Al decender nos separamos ya que el estaba cansado y quería descansar pero yo quería recorrer los pasillos entre casas abandonadas y las pequeñas viñas que aparecían constante mente por todo Sopralacroce imaginando la vida que alguna vez tuvo, desde el año 1800 hasta hoy la población disminuyo a la mitad y continua en esa dirección por lo que abundan decenas de pequeñas casas de piedras con sus puertas abiertas o cerradas dependiendo del abandono. En mi deambular reflexionaba sobre las dificultades por las que transitaron todas aquellas personas, las guerras, el hambre la falta de recursos que terminaron obligando a familias enteras a abandonar lugares como estos. Todo sigue ahí, guardado en el tiempo, las casas desde donde partieron ilusionados buscando mejores condiciones para ellos y sus familias, la historia de los inmigrantes sigue presente en pequeños rincones escondidos de Europa.
Los días de paz solo se interrumpían por las campanadas coordinadas de todas las iglesias distribuidas por el valle que eran acompañadas justo después por decenas de perros aullando y ladrando despertados de su siesta, ellos sin tanta agradable melodía. Leer, dibujar y reflexionar era el pasatiempo ya que el idioma no permitía mucho pero tenia en común las comidas y los dibujos que no requieren de palabras para ser expresados.
Los días se acababan para mi y necesite transporte hasta aquella bifurcación que pareciera quisiera esconder toda esta historia, contenida como aquellos cuentos como el de Alicia que encontraba el ingreso a su mundo matico a través del agujero o el pasaje de El Viaje de Chihiro, de la misma manera, cualquier viajero desprevenido siempre seguirá su camino y ni siquiera se detendrá a mirar que del otro lado de ese pasaje se abre un mundo completo de pequeños poblados, historias pasadas y un mundo detenido en el tiempo.
Abandone todo esto gracias a dos trabajadores comunes que bien podrían ser de cualquier parte del mundo, su vida era sencilla, su auto a la par y su tan desordenado sistema de herramientas que ni siquiera pudieron cerrar la puerta de atrás donde me subí para que me llevaran.
Pasado el pasaje mágico, me encontraba de nuevo en las playas famosas, con multitud de gente ya que era un hermoso verano de julio, yo estaba feliz porque si bien tenia que irme, muy dentro mio sabia que volvería alguna vez.
Santiago Graffigna Longinotti, arribo a argentina en un barco a vela en 1876, solo, con 12 años y una lira, fundador de la Bodega Colon y posteriormente de la Bodega Graffigna.
Grupo FAUDI UNC antes de ver un partido de la selección argentina de fútbol en Venecia en el mundial del 2014.
Mica y yo intentando dormir en Milano, Fotografía: Sofi
Bifurcación, pasaje entre casas muy juntas, desde aquí comenzaba a pie.
B&B Shanti House, Sopralacroce
B&B Shanti House, Sopralacroce. Al fondo el M. Agugiaia de 1091 msnm.
El alemán, mi compañero hacia el Monte Aguguaua