Inspirado y animado por Katie, aunque no tan profesional como ella, me dispongo a escribir pequeñas notas, fragmentos de historias y pensamientos, en este caso, la increíble experiencia de visitar los everglades del Everglades National Park en el estado de Florida, Estados Unidos.
Viaje a los Estados Unidos, entrando por Florida, con la imagen en mi mente de encontrarme bruscamente con la multitud de personas, playas, hoteles, autos y toda clase de imágenes que con los años adsorbemos en cualquier parte del mundo. Si bien es una realidad, existe una infinidad de oportunidades de encontrar momentos y lugares increíbles si se tiene ojos para verlos.
Los Everglades fueron la segunda opción al organizar el viaje, la primera siempre fueron las montañas, en este caso las montañas de la parte sur de los Apalaches, en Great Smoky Mountains National Park, Carolina del Norte. Pero el viaje era mucho mas largo y los últimos meses del año habían sido prácticamente de mucha montaña y muchos kilómetros, buscábamos algo nuevo, un medio donde no estuviéramos cómodos ni habituados. El mismo día que despedía a katie que regresaba a pasar navidad con su familia en el aeropuerto de Miami me buscaron con su auto Raiza y Raith Barahona, dos titanicos hermanos oriundos de Ecuador pero que ya habían pisado bastantes países de américa, ahora vivían y estudiaban en Tampa, Florida. Me recogieron y después de los saludos nos dispusimos a ponernos al día ya que había pasado mucho tiempo sin vernos, agradables momentos de escuchar las historias, reveses y logros de tanta agua bajo el puente.
Pasamos la noche en casa de sus tíos en las cercanías de Homestead, Florida y por la mañana rentamos dos Kayaks en Garl´s Coastal Kayaking, fueron unos 50 u$s ya que nos atendieron fuera del horario pactado, eran dos, uno simple y el otro tandem mas el sistema para transportarlo en el auto. Una vez cargado todo el equipo entramos en el parque y fuimos hasta el centro de visitantes Flamingo Visitor Center dentro del mismo, el ingreso es largo, unas 50 millas desde la valla que indica el limite del parque. Todo el viaje es suave, con lugares para parar y aprender de la información disponible en los muchos carteles, las curvas son muy suaves y casi no había trafico, los mates fueron fundamentales para disfrutar de ese hermoso camino.
Una vez en el centro de visitantes y ya completados los permisos, son muy simples y sin problemas, nos dispusimos a encontrar el inicio del track que queríamos hacer dentro del parque pero antes un poco de contexto!
El parque data de 1947 y cuenta con muchos títulos nacionales e internacionales como “Reserva de la Biosfera”, “Patrimonio de la Humanidad”, Parque Nacional, Reserva Silvestre entre otros. La fauna, la flora el clima y la geografía se unen en un único paisaje que no se encuentra en otras partes del mundo, los manglares. Es una increíble y enredada combinación de muchas especies vegetales que hacen de este paisaje inundado un feroz laberinto, digno de respeto por ser tan agresivo para viajeros desprevenidos como nosotros. En estas aguas quietas y oscuras conviven manatíes, tortugas, caimanes, cocodrilos, infinidad de peces y aves, insectos e innumerables nubes de odiados mosquitos dispuestos a destruir la paciencia y la calma de cualquiera.
Encontramos el inicio de nuestro camino en un punto definido por un cartel de pequeñas letras pero gran significado “Hell's Bay Trail”, Camino Bahia del Infierno o similar en mi mal ingles, literalmente una pequeña apertura entre la vegetación donde colocar los kayaks para equiparlos y empezar a remar. Debíamos llegar a Pearl Bay Chickee, un pequeño campamento montado sobre un deck de madera sobre pilares ya que no existe mucha tierra firme en los mas de 6000 km/2 de extensión del parque, nos separaban de el unas 6 millas por el zigzagueante recorrido.
Comenzamos a remar demasiado tarde siguiendo las indicaciones de nuestro mapa descargado de Internet ya que el de la oficina de informes había quedado olvidado en el auto, pasaron las horas admirándolo todo, absorbiendo con todos los sentidos cada parte de este increíble nuevo ambiente que iba a ser nuestra morada aquella noche, el silencio, solo el ruido del agua en los remos y el roce de la vegetación en el frente de nuestros kayaks, las conversaciones de admiración y el disfrute nos envolvieron y sin que pudiéramos darnos cuenta la noche llego sobre nosotros, sabíamos que estábamos cerca de nuestro destino, nuestra única tierra firme, pero la vegetación se abría y dejaba grandes extensiones de agua sin referencias por lo que empezamos a avanzar pegados a un costado y regresar al ultimo punto conocido, luego intentábamos otra dirección y regresábamos, enfrentábamos una noche de mosquitos, humedad y mal sueño sentados en nuestros kayaks. Pasamos momentos enteros estudiando el mapa y tratando de deducir nuestra posición y la del campamento. En uno de los últimos intentos antes de buscar un lugar donde anclarnos o comenzar a regresar a hasta un punto conocido que nos podía dar algo de comodidad, visualizamos a lo lejos, el campamento. Cómodo, amplio y solo para nosotros.
En ese momento estábamos en un sueño, un lugar soñado, el agua a nuestros pies como un espejo reflejando la inmensidad del universo, solo era superado en belleza por el mismo cielo nocturno estrellado. La calma, la comida caliente, los mates, las charlas profundas y pensamientos existenciales ocupaban nuestra mente y alma. Mas tarde remamos por turnos hacia el centro mismo del espejo de agua y nos parábamos sobre el kayak para sentirnos flotar en el centro mismo de la nada ya que el agua reflejaba exactamente el cielo estrellado sin luna por lo que mirar arriba o abajo no hacia diferencia, estrellas infinitas en todas direcciones. Perdíamos la noción del tiempo inertes sobre el agua en total silencio, cuando la soledad invadía todo, regresábamos al campamento en busca de luz y compania después de haber viajado al espacio y regresado.
Nos dispusimos a dormir y pasamos la noche luchando con el calor, la humedad y los mosquitos. Por la mañana, al refrescar, estos últimos nos daban un descanso por lo que era momento de disfrutar sin calor ni sol, desayunamos mientras jugaba con mis pies a atraer la atención de una gran tortuga, experimentaba la textura de su caparazón extremadamente liso el cual le daba su no tan obvia agilidad en el agua. Mas tarde salíamos a hacer pequeños recorridos mientras el sol iba dispersando la bruma mañanera que nos envolvía, volvimos a relajarnos y esperar a que las horas sigan imprimiendo el paisaje en nuestras almas.
Después de almorzar comenzamos el regreso, ya con mate preparado y la motivación de seguir descubriendo los lugares que el día nos estaba preparando. Remamos con mucha mas habilidad después del descanso y la experiencia del día anterior, volvimos a detenernos a observar todo cuando acontecía en los alrededores, algún salto de un pez lejano, un ave nueva en cada curva, arañas que cortaban con sus tejidos nuestro camino, mates y mas mates. Mas tarde llegamos a la salida de nuestro camino, de nuevo a la ruta solitaria, retiramos los kayaks del agua y una vez dispuesto todo volvimos al lugar de alquiler, al devolver estos vehículos náuticos un poco de nosotros se fue con ellos ya que fueron los medios por los cuales nuestras almas absorbieron la experiencia.
Nuestro viaje continuaba mas al sur, a las Keys, nuestra experiencia fue de una noche en el parque pero de una intensidad tan fuerte que las imágenes y sensaciones signen muy fuertes en el momento de escribir estas lineas.
Gracias Katie por inspirar e incentivar esta nueva forma de guardar experiencias en palabras.
PD: ¿Quien es Katie? Mi novia, una loca historia para otro momento, pero una de las personas mas grandes que conozco.
Raith Barahona
Raiza y Raith Barahona